1
Añadir la levadura nutricional, la harina, la sal, el ajo en polvo, la cebolla en polvo y el pimentón al tazón de un procesador de alimentos y pulsar para mezclar. Añadir el romero, el tomillo, el agua helada y el aceite de oliva y pulsar hasta que se formen trocitos del tamaño de un chícharo. Al pellizcarla con los dedos, la mezcla debe pegarse. Si la mezcla está demasiado seca, añada una cucharada más de agua y volver a pulsar.
2
Vertir la mezcla en una superficie ligeramente enharinada y amasar la masa durante unos dos minutos. Formar una bola, envolver en plástico y meter en el congelador durante unos 10 minutos.
3
Precalentar el horno a 200 º C.
4
Sacar la masa del congelador y colocar entre dos hojas de papel de hornear. Con un rodillo, extender la masa lo más fina y uniforme posible, con un grosor de aproximadamente ⅛ de pulgada. Con un cuchillo o un cortapastas, cortar las galletas en cuadrados de 1 pulgada.
5
Colocar con cuidado las galletas en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino. Hacer un agujero en el centro de cada galleta y espolvorear la parte superior con sal de mar en hojuelas.
6
Hornear las galletas durante 10-12 minutos. Retirar del horno y dejar enfriar completamente. Las galletas seguirán crujiendo mientras se enfrían.